
En el presente trabajo trataré de poner de relieve algunos de los elementos más característicos de la cultura egipcia, como son la interpretación cultural del tiempo, la organización política y los órganos de poder, la economía, el origen y el desarrollo de la escritura.
Egipto fue una civilización agrícola, piramidal y teocrática cuyas manifestaciones culturales y artísticas así como su organización política y sus órganos de poder se caracterizaron por la uniformidad, determinada fundamentalmente por sus creencias religiosas, a excepción del periodo del reinado del faraón Amenhotep IV (1379-1362 a.C) quien introdujo un monoteísmo centrado en el dios Atón.
Respecto al capítulo relativo a los órganos de poder[i] y a la economía egipcia[ii] se observa cómo la historia Antigua de Egipto, a diferencia de los procesos históricos que tienen lugar en el Próximo Oriente, evoluciona de forma lineal, a lo largo de tres milenios, desde la unificación política inicial en el periodo protodinástico hasta la conquista persa, alternando periodos de fuerte centralización política y existencia de un estado unitario con otros de fragmentación y descentralización del poder.
A lo largo de los tres milenios que pervivió esta civilización las relaciones con otras regiones y, en particular, con el Próximo Oriente, transformarán la realidad interna de Egipto, incidiendo en su desarrollo económico y político, haciéndola permeable a los influjos culturales y comerciales y a las invasiones. Pero como señala Assmann, los egipcios construyeron y por ende entendieron su historia de un modo distinto a como nosotros entendemos la nuestra. Por ese motivo debemos acercarnos al modo en que los propios egipcios entendieron las nociones de tiempo, historia y, realidad. Sólo así podremos acercarnos a la historia egipcia como una forma cultural o simbólica[iii].
En este sentido, una de las lecturas que más me ha hecho reflexionar ha sido las de la construcción cultural del tiempo[iv]. Egipto se halla rodeado de barreras difícilmente franqueables. La cultura egipcia es consecuencia de su geografía y clima, y de sus procesos productivos que dieron lugar a su cultura y a su particular visión del mundo y en definitiva a su historia.
El Nilo ha determinado la evolución de la cultura egipcia en todo lo esencial. El Nilo propició el desarrollo del arte de la irrigación, de la astronomía para determinar la subida y bajada de las inundaciones, de leyes y de la escritura jeroglífica siendo en definitiva el creador de un sistema político ordenado. El Nilo (al que los egipcios llamaban Haper) fue objeto de adoración divina como “Padre de los dioses”. A Hapy, el dios de las fuentes del Nilo, se le representaba de forma andrógina y personificaba la misma crecida del Nilo. Es representado en forma humana, con plantas acuáticas en la cabeza y pechos femeninos, simbolizando la fertilidad que confiere a Egipto[v].
La civilización egipcia se encuadraría pues dentro de lo que Lévi-Strauss define como sociedades frías debido al tratamiento ritual del tiempo como ciclo. La primera reforma del calendario egipcio fue la de Ptolomeo Euergetes (238 a.C) después de que fuera establecido hacia el 4241 a. C. Los egipcios dispusieron de un calendario astronómico que respondía a sus procesos productivos: contaban el tiempo por años de 12 meses de 30 días cada uno, a los cuales añadían cinco días intercalarios. Cada cuatro de estos meses correspondían a una estación establecida por la vida campesina. El principio de ese año agrícola quedó fijado entre los egipcios el día en que el Nilo comienza lentamente a subir en la comarca del vértice del Delta. Ese acontecimiento importantísimo tenía lugar el mismo día en que la estrella Sothis (Sirio), después de haber sido invisible durante mucho tiempo, apunta nuevamente por Oriente en el crepúsculo matutino.
Se observa pues que es una cultura extremadamente compacta que no está en disposición de favorecer un orden político distinto del de la monarquía pese a la existencia de élites e instituciones que actúan como generadoras de cambio. Los egipcios imaginaron a sus divinidades organizadas de un modo similar a su sociedad con la institución monárquica proporcionando el modelo de gobierno entre los propios dioses. Pero al mismo tiempo es una cultura compleja en la que al igual que en el proceso de sincretismo, inherente a la religión egipcia, se observa una constante capacidad de generación e incluso de abrupta ruptura, como en la revolución de Akhenatón que da lugar a un sistema teológico cerrado.
Según Assmann, los egipcios distinguían entre un tiempo cíclico (neheh) y un tiempo no-cíclico (djet) pero este tiempo no-cíclico difiere del tiempo lineal tal y como lo entendemos ya que el djet representa lo que se conserva inalterable (porque ya ha acontecido)[vi]. En esta doctrina de las dos eternidades no hay lugar para la historia. Estos dos conceptos que representan el eterno retorno y la inmutabilidad se oponen a nuestro concepto de cambio y por tanto de historia. La forma de la historia de Egipto a lo largo de tres milenios y medio recuerda a su concepción cíclica del tiempo entendida no como una alternancia de fases de florecimiento y decadencia sino como una continuidad que posibilita que lo antiguo perviva en el tiempo. Es como si los egipcios creyeran en la teoría de los ciclos y la geometría del tiempo. Sin embargo, el elemento lineal mediante el cual se legitiman los faraones de las dinastías reinantes adquiere una significación política de vital importancia al convertirles en garantes de esa continuidad. De este modo el Estado domina el tiempo y el espacio dando lugar a una construcción cultural que impide toda consciencia histórica. Claro está que en este extremo hay que matizar que desconocemos si esto fue así también en la historia oral porque la escritura se circunscribía básicamente a la función del Estado y el número de egipcios con acceso a la misma era muy reducido. En cualquier caso, es probable que así fuera porque los antiguos egipcios creían que la estabilidad del mundo debía ser preservada mediante el mantenimiento de sus divinidades y el concepto de realeza estuvo profundamente entrelazado con sus creencias religiosas. Sin embargo, tampoco la comprensión de sus manifestaciones religiosas está exenta de dificultades: la palabra egipcia netcher incluye un elenco más amplio de significados que nuestra palabra dios; lo que ciertamente dificulta la comprensión de su naturaleza y además conocemos básicamente la manifestación de la religión oficial que cumplía una función bien definida; lo que nos aleja del conocimiento de las creencias populares.
Sin embargo, no deja de sorprender que muchas de las concepciones religiosas, cosmogónicas y míticas que se recogieron posteriormente y perviven en nuestro imaginario colectivo, están presentes en el Antiguo Egipto al igual que en otras culturas mesopotámicas coetáneas: la creación, la separación de las aguas primordiales, la formación del hombre con arcilla, Caín y Abel, el Diluvio universal, la muerte de los dioses, la idea de la resurrección… James Hoffmeier ha demostrado que existen interesantes similitudes entre los elementos descritos en la visión hermopolitana de la creación y las condiciones previas al acto creador en el relato de la creación del Génesis que bebe de tradiciones mesopotámicas anteriores. La visión menfita de la creación en la que Ptah crea a los demás dioses por medio de su corazón y por medio de su lengua es anterior y está de acuerdo con los conceptos filosóficos de la biblia hebrea en los que el mundo es creado por medio de un discurso creativo de un dios. Jnum creaba a los hombres con su torno de alfarero, pero rompió su rueda cansado de hacerla girar y colocó, en cada mujer, una parte de ella. Desde entonces pudieron reproducirse sin su intervención. El mito de Caín y Abel se asemeja mucho al de Osiris y Seth originario de Egipto. En la mitología egipcia se relata que al final del reinado de la segunda dinastía el dios Ammon-Ra se sentía cansado del mal proceder de los humanos y, junto con otros dioses egipcios decidieron enviar a Tefnut, diosa de la humedad, para aniquilar a la humanidad. En la religión egipcia el principio de la muerte divina se aplica a todos los dioses. Osiris fue asesinada y Ra moría cada noche para nacer o resucitar al amanecer de cada nuevo día. El mito de Isis y Osiris favoreció la esperanza de una nueva vida tras la muerte. Las imágenes de estrellas halladas en la paleta Gerzeh y otros objetos del periodo neolítico (3600-3300 a.C) en Egipto parecen sugerir un culto astral primitivo en esta civilización. El jeroglífico de una estrella se utilizó en Egipto para escribir la palabra “Dios”. El signo cuneiforme que se empleaba en la tercera dinastía de Ur para representar a Anu era una estrella. El carácter astral de las deidades sumerias es evidente, pero en el origen de sus concepciones religiosas, los sumerios tenían siempre la fuerza eternamente generadora personificada en la Diosa Madre cuyas profundas raíces parecen remontarse a culturas cazadoras y recolectoras anteriores a la agricultura que recuerdan a las Diosas bovinas egipcias.
Estos ejemplos sirven para poner de manifiesto que debemos aproximarnos al estudio del Antiguo Egipto sin olvidar que su génesis y desarrollo se enmarcan dentro de los límites del Mediterráneo Antiguo en cuyo bagaje cultural encontramos muchas de las raíces de tradiciones y creencias que han llegado hasta nuestros días.
Por último, no puede obviarse en esta breve síntesis la trascendencia de la escritura como instrumento de poder y en definitiva como pilar esencial de la civilización egipcia sin cuyo concurso no hubiera sido posible su desarrollo ni su estabilidad social, política, económica, religiosa, y jurídica. La escritura surgió en Oriente Medio, probablemente como respuesta a la necesidad de registrar las transacciones comerciales importantes. Una teoría defiende que el primer sistema de escritura inició su desarrollo en Sumer hacia 8000 antes de Cristo cuando los mercaderes utilizaban como cartas de porte unas fichas de arcilla en las que imprimían unas marcas. De acuerdo con esta teoría, hacia 3100 antes de Cristo estas marcas evolucionaron hasta la escritura cuneiforme. Por la misma época los egipcios desarrollaron su sistema de escritura jeroglífica. Los sumerios y los egipcios usaban dibujos simbólicos para representar significados particulares. Este sistema de escritura jeroglífica también se basaba en pictografías, símbolos palabra y significado silábicos. Los jeroglíficos eran símbolos esculpidos sobre piedra en templos y tumbas. Posteriormente los egipcios desarrollaron las escrituras hierática y demótica para transcribir asuntos religiosos y temas de carácter seglar sobre pliegos de papiro. La escritura egipcia y la civilización egipcia son conceptos inseparables hasta el punto de que la escritura jeroglífica constituye posiblemente el avance tecnológico más trascendental de esta civilización.
[i] Husson, G.; Valbelle, D.. Instituciones de Egipto. De los primeros faraones a los emperadores romanos. p. 42-61. Madrid: Cátedra, 1998. ISBN 8437616751
[ii] Husson, G.; Valbelle, D.. Instituciones de Egipto. De los primeros faraones a los emperadores romanos. p. 83-102. Madrid: Cátedra, 1998. ISBN 8437616751
[iii] J. Assmann. Egipto a la luz de una teoría pluralista de la cultura. p. 2-10. Madrid: Akal, 1995. ISBN 9788446005452
[iv] J. Assmann. Egipto. Historia de un sentido. . p. 21-29. Madrid: Adaba, 2005. ISBN 8496258459
[v] Vázquez Hoys A.M. (2003) Arcana Mágica. Diccionario de símbolos y términos mágicos. Madrid: UNED Ediciones. ISBN: 84-362-4269-6
[vi] Assmann, J. . Egipto. Historia de un sentido. . p. 30-38. Madrid: Adaba, 2005. ISBN 8496258459
FUENTES
- Assmann, J. (1995).Egipto a la luz de una teoría pluralista de la cultura. Madrid: Akal. ISBN: 978-84-460-0545-2
“Introducción: La forma histórica”, pp. 2-10
- Assmann, J. (1996). Historia de un sentido. Madrid: Adaba. ISBN: 84-9625845-9
“Introducción: 2. La construcción cultural del tiempo”, pp. 21-29
“Introducción 3: La estructura dinástica como construcción de permanencia”, pp. 30-38
- Husson, G.; Valbelle, D. (1998).Instituciones de Egipto. De los primeros faraones a los emperadores romanos. Madrid: Cátedra. ISBN: 84-376-1675-1
“Capítulo 2: Los órganos de poder” pp. 42-61
“Capítulo 3: La economía egipcia”, pp. 83-102
- Kemp, B.J. (1996).El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Barcelona: Crítica. ISBN: 84-7423-775-0
“Capítulo II: La dinámica de la cultura”, pp. 83-138
“Capítulo IV: Modelos de comunidades”, pp. 175-229
- Sanmartin J./ Serrano J.M. (2012). Historia antigua del Próximo Oriente, Mesopotamia y Egipto. Madrid: Akal. ISBN: 84-460-1032-1
- Vázquez Hoys A.M. (2003) Arcana Mágica. Diccionario de símbolos y términos mágicos. Madrid: UNED Ediciones. ISBN: 84-362-4269-6
- Wilkinson R.H. (2003) Todos los dioses del Antiguo Egipto. Madrid: Oberon. ISBN: 84-96052-28-1
Añadir comentario
Comentarios