La antigua Mesopotamia

Publicado el 17 de febrero de 2025, 15:41

Mesopotamia es una llanura fértil entre los ríos Tigris y Éufrates. Durante 5.000 años, esta franja de tierra fomentó innovaciones que cambiarían el mundo.  Mesopotamia fue el hogar de muchas civilizaciones diferentes a lo largo de miles de años que contribuyeron de manera significativa a la cultura y el progreso mundial. Muchos de los aspectos de la vida cotidiana que se dan por sentados en la actualidad, como la escritura, la rueda, el código de leyes, la vela, el concepto de día de 24 horas, o el riego de los cultivos, se desarrollaron por primera vez en la tierra entre dos ríos que albergaba las grandes civilizaciones mesopotámicas.

Contexto geográfico e histórico. Aspectos culturales.

Oppenheim refleja que Mesopotamia se encuadra en el marco de aquellas civilizaciones agrícolas que se desarrollaron en el ámbito de los valles fluviales en el cuarto milenio antes de Cristo, pero que su entorno geográfico es muy distinto del que albergó la civilización del Nilo ya que no constituye una unidad natural.[1] Tanto Oppenheim como Bottero[2] subrayan que la civilización mesopotámica es híbrida; principalmente sumeria y acadia, pero muy probablemente entremezclada con otras etnias y culturas anteriores y exteriores. Se daría una coexistencia entre sumerios y semitas y bilingüismo, con una mayor penetración del elemento semita en época anterior a su esplendor y hegemonía con la dinastía de Sargón de Akkad pese a que este imperio seguirá teniendo una sociedad, cultura y economía sumerias. Liverani profundiza en el fenómeno de la revolución urbana y su carácter sistémico[3]. Bottero señala la irrigación artificial y la llegada de los sumerios de oscuros orígenes, vagamente reflejados en la tradición legendaria de los “siete sabios” según la cual la obra civilizadora provino de seres extraños venidos del mar, como factores que dieron lugar al desarrollo de esta civilización. Según Oppenheim son muy pocos y en general secundarios los logros culturales de esta civilización que se han incorporado al curso global de desarrollo que fluyó hacia Occidente. Sin embargo, el esplendor de la cultura mesopotámica irradió a todo el mundo que le era contemporáneo. Su influencia fue enorme como se desprende del hecho de que desde la época de Akkad la lengua y la literatura acadias se extendieron a Elam. El cuneiforme fue adoptado por otros idiomas: el acadio, el elamita, el hitita y el luvita, e inspiró a los alfabetos del antiguo persa y el ugarítico. Para la correspondencia entre Egipto (Tell el-Amarna) y los príncipes sirio-palestinos, se utilizó una lengua babilónica que precede, de lejos, al arameo del imperio persa y a la koiné griega. La religión babilónica se aceptó de un modo generalizado: a los dioses de Hatti se añadieron divinidades mesopotámicas y los asirios, por ejemplo, buscaron equivalencias. La aruspicina babilónica pasó a Grecia e Italia y también la magia. Si realizamos un somero repaso del legado que nos ha dejado Mesopotamia tenemos: El año de 12 meses; una parte de la nomenclatura de las constelaciones; la pervivencia del sistema sexagesimal en matemáticas y unidades de medidas; términos para designar árboles o minerales; la gran estructura del Derecho que alcanzó el mediterráneo occidental a través de Fenicia o la medicina hipocrática que deriva de la babilónica sin olvidar el hecho de que las plegarias babilónicas se copiaron en los Salmos del Antiguo Testamento, que la teología del verbo creador babilónico se refleja en el Evangelio de San Juan y que la idea de la relación entre un dios-padre (Marduk) y un dios-hijo (Dumuzi) que muere y resucita, se recoge en la religión cristiana. Muchos de sus principios religiosos debieron de ejercer una influencia sobresaliente: El Diluvio, el Paraíso terrenal, el conflicto entre pastores y agricultores, Adán y Eva, el hombre hecho de arcilla, el Árbol de la Ciencia, la historia de Noé, la separación de las aguas primordiales, etc., son concepciones de esta civilización de carácter religioso, cosmogónico y mítico que han llegado a nosotros a través del Antiguo Testamento. Sin embargo y a pesar de que las lecturas analizan en profundidad los contextos geográfico e histórico, los modos de vida y los hábitats, las ciudades, la organización social y algunos de los aspectos más relevantes de la cultura antigua del Próximo Oriente, hay dos cuestiones que a mi juicio deben ser matizadas: por un lado el hecho de que la escritura cuneiforme sea considerada la escritura más antigua de expresión escrita y por otro la opinión de Oppenheim en el sentido de considerar secundarios los logros culturales de esta civilización, no sólo por los avances que supuso para la humanidad la técnica de la irrigación artificial, la aparición de las primeras ciudades-Estado o la escritura cuneiforme sino por el enorme bagaje conceptual que nos legaron y que todavía hoy pervive.

La escritura cuneiforme

La escritura cuneiforme es comúnmente aceptada como la forma más antigua de expresión escrita. No obstante, el equipo de Günther Dreyer, del Instituto de Arqueología Alemán halló en 1997, en Umm el-Qaab, cerca de Abidos, un conjunto de 300 vasijas y tablillas de arcilla, datadas mediante carbono-14 de 3400 a 3200 a. C, posiblemente, los más antiguos documentos de escritura conocidos. Fueron encontradas en el enterramiento del soberano predinástico Horus Escorpión I. Están inscritas con caracteres jeroglíficos, incisos o dibujados con tinta, desvelando una verdadera escritura compuesta de signos fonéticos que informan de los impuestos pagados en especie al rey. Mencionan: aceite, lino... y la correspondiente ciudad, no siendo ya la tradicional escritura ideográfica utilizada durante este periodo.[4]

Puede afirmarse a la luz de este descubrimiento y dado que éste procede del ámbito funerario que esta escritura evidencia una finalidad mágica relacionada con la idea de la resurrección; lo que contradice la tesis de que la escritura nació probablemente como respuesta a la necesidad de registrar las transacciones comerciales, al menos a la luz del registro de restos arqueológicos. En este sentido cabe destacar el origen pictórico de los signos tanto en Mesopotamia como en Egipto y que en egipcio el verbo zs3 significa tanto pintar como escribir.

La escritura cuneiforme fue adoptada por otros idiomas: el acadio, el elamita, el hitita y el luvita, e inspiró a los alfabetos del antiguo persa y el ugarítico; lo que nos evoca el relato de la Torre de Babel, del libro de Génesis en el Antiguo Testamento, según el cual Dios "castiga" a la humanidad por su arrogancia exponiendo al hombre a la confusión de lenguas. Hay un mito sumerio similar a la de la Torre de Babel, llamado Enmerkar y el Señor de Aratta, donde Enmerkar rey de Uruk construye un enorme zigurat en Eridu y exige un tributo de materiales preciosos a Aratta para la edificación. En un momento del relato, Enmerkar recita un conjuro implorando al dios Enki para restaurar la unidad lingüística de las regiones habitadas en Shubur, Hamazi, Sumer, Uri-ki (Akkad), la tierra de Martu" y todo el universo. Este mito sugiere la idea de una unidad lingüística anterior a la diversificación de las lenguas que bien pudo darse a través de un primitivo lenguaje basado en signos pictográficos como se aprecia en la similitud de caracteres de diversas culturas en sus estadios primitivos. En este sentido puede parecer evidente en signos pictóricos marcadamente naturalistas como el pictograma de un buey o de un hombre representados por sus correspondientes figuras o parte de ellas tanto en sumerio como en egipcio, pero se observa también en conceptos abstractos como el símbolo de deidad simbolizado con el pictograma de una estrella. En este sentido a diferencia de la escritura cuneiforme, los jeroglíficos egipcios conservaron una mayor calidad naturalista que permitió que siguieran siendo claramente reconocibles.

Concepciones religiosas, cosmogónicas y míticas.

Los sumerios fueron precursores de muchas concepciones religiosas, cosmogónicas y míticas que se recogieron en el Antiguo Testamento y que encontramos también en la antigua civilización egipcia.  Entre ellas, la creación, la separación de las aguas primordiales, la formación del hombre con arcilla, la idea del Paraíso, el Diluvio universal o la idea de la resurrección; lo que demuestra que estas culturas se enmarcan dentro de los límites del Mediterráneo Antiguo en cuyo bagaje cultural encontramos muchas de las raíces de tradiciones y creencias hoy presentes en nuestro imaginario colectivo.

La creación

En Sumer los primeros dioses fueron An, el cielo, y Ki, la tierra.  De ellos nació Enlil,  que separó el cielo y la tierra y de su unión nació toda la creación. James Hoffmeier ha demostrado que existen interesantes similitudes entre los elementos descritos en la visión hermopolitana de la creación y las condiciones previas al acto creador en el relato de la creación del Génesis.[5] Es lógico suponer que la religión de Abraham que huyó de Ur, posiblemente, al final de la III Dinastía (a fines del II milenio a.C.)  tal vez por la invasión amorita, tuviese un fondo común con estas tradiciones mesopotámicas.

La formación del hombre con arcilla

La narración bíblica de la costilla de Adán se explica porque en el poema sumerio “Enki y Ninhursag” una de las partes enfermas es una costilla. En sumerio “ti” significa no sólo costilla sino también “hacer vivir”. Según la teoría del padre Scheil y de Kramer “La Dama que hace vivir” pasó al Antiguo Testamento como “La Dama de la costilla” perdiendo la analogía en hebreo su verdadero valor.

La idea del Paraíso

En la mitología sumeria se narra un estadio en que la mujer da a luz sin dolor y Enki peca al comerse ocho plantas.

Muerte de los dioses y resurrección.

En Sumer se relata que al comparecer Inanna ante el tribunal formado por Ereshkigal y los Siete jueces del Infierno, la mirada de éstos la mató y Enki la resucitó gracias al “Alimento de vida” y al “Agua de vida”.

La idea de la relación entre un dios-padre (Marduk) y un dios-hijo (Dumuzi) que muere y resucita también es originaria de esta cultura.

Caín y Abel. 

Dos dioses, Emesh (el verano) y Enten (el invierno), que inicialmente fueron encargados por Enlil , uno de las cosechas y la agricultura y otro de los animales y el ganado, pero que tuvieron una gran disputa. Un problema parecido hubo entre Ashnan (diosa del grano) y Lahar (diosa del ganado). Después de una borrachera se pelearon y Enlili y Enki tuvieron que mediar entre ambos.

El Diluvio Universal. 

Durante 7 días y 7 noches llovió sin parar pero Ziusudra, avisado por el dios Utu, creó un barco, donde guardó ejemplares de semillas y animales. Cuando dejó de llover, y apareció el sol, Ziusudra hizo el sacrificio de una oveja al dios Utu.

 

[1] Oppenheim, A. L. (2003). La antigua Mesopotamia. Retrato de una civilización extinguida. Madrid: Gredos.

[2] Bottéro, J. (2001). La religión más antigua: Mesopotamia. Madrid: Trotta.

[3] Liverani, M. (1995). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Barcelona: Crítica.

[4] Blanco, Carlos (2007) Mentes maravillosas que cambiaron la humanidad. LIBROSLIBRES.

[5] Vázquez Hoys, A. M.; Fernández Uriel, P. Introducción a la Historia Antigua I: Próximo Oriente y Egipto. Madrid. UNED. ISBN: 84-362-2257-1

 

Fuentes

Blanco, C. (2007) Mentes maravillosas que cambiaron la humanidad. LIBROSLIBRES. ISBN 84-96088-69-3

Bottéro, J. (2001). La religión más antigua: Mesopotamia. Madrid: Trotta. ISBN: 84-8164-452-8

Liverani, M. (1995). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Barcelona: Crítica. ISBN: 84-7423-623-1

Oppenheim, A. L. (2003). La antigua Mesopotamia. Retrato de una civilización extinguida. Madrid: Gredos. ISBN:  97-88424906344

Sanmartin J./ Serrano J.M. (2012). Historia antigua del Próximo Oriente, Mesopotamia y Egipto.  Madrid: Akal. ISBN: 84-460-1032-1

Vázquez Hoys, A. M.; Fernández Uriel, P. Introducción a la Historia Antigua I: Próximo Oriente y Egipto. Madrid. UNED. ISBN: 84-362-2257-1

Vázquez Hoys A.M. (2003) Arcana Mágica. Diccionario de símbolos y términos mágicos. Madrid: UNED Ediciones. ISBN: 84-362-4269-6

 

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